Ninja Gaiden Ragebound: un homenaje necesario

El equipo detrás de Blasphemous fue una gran opción para encarar un nuevo juego 2D de la emblemática saga. Lo estuvimos probando y te contamos nuestras impresiones.
Dependiendo te la edad que tengas, cuando te mencionan a Ninja Gaiden seguramente te imagines dos estilos de juegos diferentes, que comparten ciertos atributos y personajes. Los más jóvenes recordarán la creación de Team Ninja de los 2000, pero los más veteranos y los amantes de los clásicos saben que a finales de los 80s Tecmo presentó un plataformero de acción en 2D que muchos consideran un título esencial de la emblemática NES.
Con un nuevo y esperado juego moderno en desarrollo, fue una grata sorpresa el lanzamiento de Ninja Gaiden Ragebound, un juego que funciona como un verdadero homenaje a la trilogía original para la consola hogareña de Nintendo.
La gran elección del estudio español The Game Kitchen, que nos trajo el fantástico Blasphemous, era una garantía de un pixel art sobresaliente y unos controles precisos que son un placer de usar, unos buenos controles que vas a necesitar una vez que el sello de la saga aparezca, esa dificultad implacable que a diferencia de otras entregas, al menos te da un respiro en los primeros niveles para que vayas desarrollando tus habilidades.
Los Ninja Gaiden se centran en Ryu Hayabusa, pero esta vez, vamos a tomar el rol de su aprendiz, Kenji Mozu, que deberá defender la aldea del clan mientras nuestro héroe viaja a EEUU para salvar al mundo, tal como sucede en el primer juego de 1988. Todo comienza como un enfrentamiento fantástico con diferentes demonios, pero no tarda mucho en aparecer el mítico Black Spider Clan, que busca, para variar, más poder a través de estos demonios. Esta tarea se la encarga a Kumori, una kunoichi, quien terminará entrelazada con Kenji. Lo bueno de esta dualidad es que hay una buena interacción entre ambos ninjas y sus diferentes habilidades y armas le dan una buena variedad al juego.
Contaremos con armas tradicionales, Kenji usa la clásica katana, mientras que Kumori aporta los ataques a la distancia, utilizando un kunai, junto con una hoz y un chakram que pueden acabar con varios grupos de enemigos. Los ataques de Kumori son algo restringidos, ya que consumen Ki, que podremos recuperar derrotando enemigos. Las cosas se vuelven incluso más interesantes con las habilidades especiales, las Ragebound Arts, que te permitirán recuperar vida, terminar con todos los enemigos en pantalla o proteger a Kenji por un tiempo determinado.
La sensación de usar estas Ragebound Arts está muy bien lograda. Por ejemplo, cuando comienzas el juego, tendrás disponible la Hypercharge, que la obtienes al matar a ciertos enemigos comunes que tienen un brillo particular, esta habilidad te va a permitir acabar ciertos enemigos más duros, que requieren varios golpes, en un solo intento, o también se pueden usar para aturdir a los jefes y así lograr una buena seguidilla de golpes. A medida que el juego te empieza a tirar muchos enemigos de forma simultánea, el uso de estas habilidades va a ser clave para sobrevivir, con el plus que te vas a sentir ultra poderoso al lograr encadenar golpes normales y especiales para acabar con todo el mundo como el ninja más espectacular que ha visto el clan Hayabusa.
The Game Kitchen no se queda con simples habilidades, sino que empieza a elevar el nivel de dificultad para desafiarte, la Hypercharge que al principio es relativamente simple de usar, comienza a presentar variaciones con diferentes colores, donde tendrás que hacer coincidir tus ataques en función del color del enemigo “simple” para que todo funcione como esperas. Al ir presentando estos cambios, el juego va elevando el nivel de dificultad para que termine siendo ese Ninja Gaiden implacable que conocemos.
Ahora, siendo sinceros, también podrías terminar el juego completo sin necesidad de estas habilidades especiales, te va a tomar más tiempo acabar con enemigos que requieren varios golpes, pero es posible y más complicado. La realidad es que estas dinámicas parecen estar orientadas a darle rejugabilidad al título, en especial si te gusta hacer speedruns. Cada nivel te va a dar un puntaje al terminarlo y parte del desafío es lograr la puntuación más alta en el menor tiempo posible. Es posible desbloquear una dificultad más alta para poder hacer una segunda pasada por los niveles llevando tus habilidades al extremo, Ninja Gaiden Ragebound te ofrece sufiencientes desafíos en este sentido.
Para los que no somos los más habilidosos, estas dinámicas tienen un efecto negativo. Esa sensación fantástica al lograr los movimientos coordinados al comienzo del juego, que te hacen sentir el ritmo y la fluidez dentro de los niveles, se termina a veces de forma abrupta, pero también ahí se encuentra el desafío. Si bien hay formas de ajustar la dificultad para hacerlo más accesible, esto no siempre soluciona esto.
Para los que son el opuesto y buscan el desafío casi imposible, Ragebound tiene modificadores para todos los gustos, así que no van a decepcionarse en ese sentido. Podés elegir perder todo tu progreso en el nivel cuando morís,
Ninja Gaiden Ragebound es un gran homenaje a los primeros tres juegos de la saga, que se ve, se escucha y se siente realmente bien – la mayoría del tiempo. La forma de adaptar su dificultad es una gran noticia para los más exigentes y los amantes del speed running, dando muchas horas de diversión, o mejor dicho, de superación.